diciembre 01, 2010

Vaivén sensitivo (entrevista)

Las mujeres aman en rosa, los hombres desean en rojo. La concepción del amor —y de otras cuestiones sociales— se ha convertido en una cuestión de sexo, más que de sentimientos. Las actitudes hoy en día definen la fortaleza o debilidad de una persona. Para Antonio Toríz Tellechea, estudiante de Ciencias de la Comunicación, hablar de sus sentimientos no es complicado porque sabe que los estereotipos y la forma de actuar de las personas “es una construcción social” y considerarse romántico o saberse vulnerable ante la soledad no lo hace menos hombre.

Actualmente, ¿dónde vives?
— En un departamento, por metro Zapata.

Pero tú no eres originario de la ciudad de México, ¿vives solo ahí?
— No, yo soy de Cuautla, Morelos. Y sí, vivo solo.

¿Qué es lo que más extrañas de allá?
— Que no hay tanto ruido como aquí, la ciudad nunca se calla. Allá puedes estar a medio día en silencio. La vida es más calmada, no tan acelerada como aquí. Salir a caminar es otra cosa que extraño de Cuautla. Me gusta salir con mi novia o algún amigo a caminar por los campos de arroz porque es donde hay mas silencio.

¿Qué es lo más difícil de vivir solo?
— La soledad. Al principio no porque vienes de vivir con tus padres y yo ya estaba harto de estar con ellos. Pero conforme avanza el tiempo te empiezas a dar cuenta de las dimensiones de tu soledad, de que sí necesitas de la compañía. Estas solo, tienes que comer tu solo, hacer todo tú solo. No estoy siempre en mi casa pero cuando estoy… luego para hacerte compañía comienzas a hablar en voz alta, como que tus pensamientos los empiezas a decir en voz alta y no te das cuenta

Ahora se cree que las niñas tienden a ser cursis y que los hombres suelen ser más fríos. Respecto a esto y lo que dices de cómo te sientes, ¿cuál es tu percepción del amor?
— Yo creo que es una construcción social. Las formas de actuar se definen socialmente. No podría definirlo, sé que lo he sentido, pero en realidad nadie sabe qué es el amor, todo el mundo lo confunde.

¿Te has enamorado “profundamente”?
—Sí, muchas veces pero de la misma mujer.

¿Te consideras romántico?
— Sí, pero no en el sentido “cursi”. Yo pienso que el amor es la unión con otra persona, no de manera contractual o simbólica, sino una unión real. Pienso que es cuando llegas a ese estado que se llama “enamoramiento”, el momento en el que no se conciben el uno sin el otro, significa que en verdad están unidos.

¿Y crees que el sexo lo es todo?
— No, pero sí una parte muy importante. Hay tres partes fundamentales en una relación: confianza, respeto y colchón.

De acuerdo a estudios que se han realizado se dice que las mujeres tardan tres meses en enamorarse, mientras que los hombres lo hacen en ocho segundos, ¿qué tan cierto crees que sea esto?
— No, no es cierto.

Y para ti, ¿las relaciones se establecen a partir de una amistad previa o debe haber un “clic” o “química” desde el principio?
— Pienso que para que una relación sea verdadera y sea más que coger o algo superficial sí debe haber un periodo previo de amistad. Se debe de conocer a la persona, compenetrarse, es algo paulatino, no es algo de hacer “clic”, es algo que se va construyendo.

¿Cuál seria para ti la “mujer perfecta”?
— Si fuera perfecta sería aburrida. Creo que me gustaría que no fuera más alta que yo, de cabello negro, pero lo más importante son los ojos, es la parte más bonita que tienen las mujeres.

No todos dicen eso abiertamente...
— ¿Por qué? ¿Por pena? No, a mí no me da, aunque también me fijo en otras cosas.

¿Crees que una mujer u hombre valga más o menos por la virginidad?
— No, la virginidad qué.

¿Te importaría si tu pareja tuviera más experiencia sexual que tú?
— No. Si tiene más, que me enseñe. Si tiene menos, pues le enseño.

Es que eso a muchos hombres no les gusta e incluso se les llega a adjetivar con palabras denigrantes.
— Pues qué, te enseñan, no pasa nada. Esas palabritas me cagan, que le digan a una mujer “puta” o “zorra”. Ninguna mujer merece ese adjetivo.

¿Qué opinas del aborto?
— Hay algo que yo no sé del aborto y por lo que no he podido tomar una decisión; después de cierto tiempo es cuando se forma el sistema nervioso, pero ¿cuánto tiempo pasa? ¿Cuatro, seis, ocho semana? Es que cuando se forma el sistema nervioso ya puede ser considerado un ser humano.

Entonces, ¿antes de la formación del sistema nervioso no es crimen para ti?
— Antes no. Después sí porque ya es un ser humano, porque aunque sea un feto y esté feo ya siente. Es como una persona que nace con mal formaciones genéticas, no es más o menos ser humano por su apariencia.

En el caso de una violación, ¿sería diferente?
—Aplicaría lo mismo.

Detrás de sus ojos cafés, cabello rizado y un tono cantadito, Antonio Toríz logra alejarse del estereotipo del hombre común y transmite un aire de misterio. Su interés por la literatura latinoamericana, por filmes como Noviembre de Achero Mañas y Ciudad de Dios de Fernando Meirelles, un gusto por tocar en guitarra soundtracks de películas cuando en realidad su genero musical preferido es el metal, le dan un aire romántico que, al mismo tiempo mezcla con ideas precisas sobre diferentes temáticas en las que no todo es sexo ni amor, nada es totalmente negro o blanco o, en este caso, rosa y rojo.

noviembre 14, 2010

La Eskoria en el bullying: un problema social

“Un libro tremendo” que habla de una temática cruda, “hay muchas cosas que se pueden y deben hacer”


De acuerdo a cifras del INEGI en 2005, un alto porcentaje de los niños que desertan la educación básica han sido insultados o molestados de manera constante por sus compañeros, así lo afirma la psicóloga y pedagoga Monique Zepeda.

Como parte de las actividades de la 30 Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ) se llevó a cabo la presentación del libro “Eskoria”, del escritor español Alfredo Gómez Cerdá, obra que borda el tema del “bullying” o acoso escolar. La conferencia fue dada por Monique Zepeda, también autora de libros como “Cuaderno de Pancha”, “Nicolás dos veces” y “Marina no sabe dibujar”.

Durante el evento, la egresada en Pedagogía por la UNAM explicó que el tema del bullying “ha existido siempre”, pero que es bueno que actualmente se hable de ello puesto que deja lesiones permanentes en las victimas y, en ocasiones, puede llegar a casos extremos como el suicidio.

Como describió la también psicóloga por la Universidad Sorbona de París, la escuela es un medio idóneo para este tipo de prácticas ya que el acosador tiene cerca a sus compañeros, mismos que desempeñan el papel de testigos que le siguen el juego al “molestón” porque creen que de esa manera se encuentran protegidos. Es por ello que el libro “Eskoria”, a su parecer, muestra de una manera real un fenómeno crudo que viven actualmente una gran cantidad de niños.

Indicó que de acuerdo al Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) se estima que 4 de cada 10 niños han sido nombrados con apodos denigrantes y que 3 de cada 10 han recibido golpes dentro de los planteles escolares. Esto, explica la psicóloga, tiene como consecuencia un debilitamiento mental puesto que el niño se enfoca más a la sobrevivencia que al aprendizaje, lo que lleva a la baja del rendimiento escolar.

Uno de los factores que inciden en la proliferación de este fenómeno son los mandos escolares, ya que como refirió la autora “hay autoridades educativas que le dan el avión al papá cuando denuncia un hecho de esta categoría”, de manera que las acciones para frenarlo deben comenzar en la propia familia y deben basarse en la comunicación y en la confianza.

Monique Zepeda mencionó que “vivimos en un país que vive una situación bastante difícil y eso no quiere decir que nos resignemos” por lo que considera necesario darle apoyo a las victimas que sufren de acoso escolar, además de la necesidad de crear una campaña de sensibilización respecto a este problema.

noviembre 02, 2010

Despedida

Fluye, despacio, con ritmo y suavidad a través de sus venas. Siente como cada parte del cuerpo se contagia de tan encantadora sensación. Comienza a sentir el efecto, por ratos agradable y otras veces molesto.

Ella está recostada sobre el sillón, ese viejo mueble que alguna vez fue el refugio para un par de enamorados, para sus deslices y pasiones, incluso para sus desencuentros.

Ahora sólo funciona como un objeto más de esa artificial escena: las lágrimas en los ojos, esa aguja tirada junto a su brazo colgante, el cliché del amor: “me ha dejado, no quiero vivir más”.

La noche se ha desvanecido lentamente y cada minuto ha coqueteado disimuladamente con las diminutas manecillas del reloj de mano que se encuentra sobre la mesa de cristal. Ella ya no escucha, se aleja pero regresa con cada respiro, intenta incorporarse mientras su cabeza le dice “ya no más”.

Es media noche y aquella habitación oscura, iluminada por una lámpara antigua y sucia, se ha convertido en el abrigo perfecto para una mujer que se ha perdido entre el dolor de su cuerpo y el de su corazón.

La noche anterior todo era perfecto: las estrellas perecían sonreírle con su destello de luz, la luna nueva auguraba el comienzo de una nueva etapa en su vida y cada latido de su corazón coordinaba con los respiros de amor.

Pero algo sucedió. El cambio fue tan inesperado como lo fue la lluvia de aquella madrugada. La utopia desapareció, la vida de aquella princesa ensombrecida cambió después de la despedida, ausente, de su amor.

Jamás regresó. El mismo que había ofrecido castillos entre nubes, una vida rosa en medio de un país gris había desparecido.

La promesa de un amor esporádico que jamás hallaría el ocaso se escondió en un laberinto enfermizo donde jamás se encontrarían pero del que tampoco saldrían.

Ella, sin poder evitarlo, sólo se dejó arrastrar. Cada nuevo callejón de ese laberinto la adentraba más a su perturbado estado. No podía más, sólo pudo encontrar una jeringa, un polvo blanco, un…

La televisión y sus infomerciales se percibían lejanamente. Ella sólo podía ver sus espectros y alucinaciones más concurridas desde la infancia. No podía respirar, el aire estaba viciado, su sangre contaminada y su corazón latía cada vez más despacio.

octubre 29, 2010

Detalles erróneos


Me cuesta trabajo pensar en un final diferente para esta historia. Después de haber diseñado el plan A, B y el de escape junto a ti, ese pequeño detalle lo arruinó todo.

No dejo de pensar que haberte conocido una semana antes o una después hubiera sido suficiente para crear la mejor historia de amor o simplemente una amistad en la que los sentimientos —mis sentimientos— no se involucraran.

Ahora he vuelto a ese camino sin rumbo que había sido mi predilecto, he dejado de construir castillos en el aire y he sonreído otra vez de una manera fluida, sin vacilaciones… Cada grado de temperatura que desciende en este cuarto me quita como cincos segundos de amor.

octubre 18, 2010

Minutos perdidos


[12/Octubre]

10:31 Clase de Semiótica: me gusta, entiendo, pero esta semana ha sido horrible. Después de confusiones, pláticas, regaños, terapias y un cansancio imborrable, verte (aunque sea de lejitos) le da un no sé qué a lo aturdido de mis días. Sí, estoy como “nerviosita”. Quisiera estar cerca de ti, mínimo cruzar miradas. (Noté que me miras extraño, ¿será que ya sospechas?)

10:40 “Amanecerá y veremos”. Justo cuando termino de leer Las Fantásticas, vuelvo a pensar en ti. Esperanza, no me gusta esa palabra pero implica tanto… Ya casi acaba la clase y el calor humano está insoportable. Aún así, me encantas: tú y tu olor.

[13/Octubre]

20:20 Saliste a flote en una conversación. "No se deja". Sólo pude reír y cambiar la conversación.

[14/Octubre]

7:35 Acentos, gramática, gerundios: el desayuno fue un poco amargo. Es inevitable sentirme incómoda con el regaño (y un tanto aludida) aunque sé que he mejorado. Miedo. (No sales de mi mente, qué cursi)

7:46 "Te prometo que te la vas a pasar muy bien conmigo": seducir al lector. Sin palabras, tengo una sonrisa en la cara.

11:20 Ja, mi ojo.

12:17 ¡Mi cabeza! Ya no entiendo, ¿habrá sido indirecta o mera casualidad? Qué complicado

[15/Octubre]

7:24 Hace frío, mucho. Estoy sola, formada en una fila para pagar mis estudios. ¿Queratocono? La verdad sí tengo miedo, espero que todo esté bien. No he pensado en ti, no he tenido esa necesidad (si así le puede decir) de estar cerca de ti. Un sándwich me espera, al rato.

8:37 La música trance que emana de los audífonos no evita que me sienta mal, rodeada de tanta gente, con este frío insoportable y una extraña ansiedad. La topografía está hecha.

9:23 Odio los lentes de contacto.

9:50 ¡Qué guapos doctores!

12:10 No hubo sándwich, sigue cerrado. De cualquier manera hubiera huido de él, de sus brazos, de sus besos (aunque en realidad me hubiera encantado verlo). No tengo ninguna enfermedad horrible en los ojos, más que la imagen de unas botas que gritan: ¡Cómpranos!

15:48 Facultad: todo tranquilo, lo logré.

20:05 Aparentemente hoy recordé lo feliz que era mi vida antes de empezar a complicármela. Esas caminatas largas y tranquilas son lo mejor del mundo.

[16/Octubre]

14:06 Qué noche. Apareció una nueva ruta en mi vida.

19:47 Audirac no me deja ser feliz. ¿Por qué debe ser un fin se semana tan lleno de noticias? Lo odio.

20:15 Como pocas veces en la vida, deseo que sea lunes.

21:27 Me gustan esos cambios de vida, pero me hacen perder el control.

22:00 ¿Las notas tendrán un límite en extensión? (Él: me gusta)

[18/Octubre]

7:14 La nota del día. No sé si me importe.

8:02 Después de todo sí me importó. Tengo curiosidad, siento algo extraño y ya tengo sospechoso. En fin, mala nota (también en clase).

9:41 No puedo concentrarme. Benito Juárez y la financiación a los periódicos no son suficientes para que deje de pensar en que la historia tiende a ser una espiral: situaciones parecidas. Incomodidad emocional.

11:16 Muy fatídico el asunto, quiero llorar.


Una semana después: La euforia terminó y mis pies regresan al mundo real. La absurda pretensión de recapitular minutos sin sentido se ha esfumado. No más. Me he convencido de que ciertas noticias cambian por completo las historia. No estoy lista para el cambio de ésta.

octubre 04, 2010

Sensaciones


¿Amar? Hace tiempo que esa palabra dejó de tener el significado romántico que todos conocen o suponen. “Mi amor”, “nuestro amor” también dejó de ser ortodoxo. Él, el innombrable y desconocido se encontraba dormido sobre esas sábanas donde las manchas de cigarro, alcohol y muchas noches de pasión se mezclaban con el olor de nuestros cuerpos.

Luego de encontrarnos en aquella fiesta y de hacer “clic” justo después del primer beso, logramos escabullirnos y meternos en el hotel más cercano.

Eso nunca fue amor, sólo sexo.

Sin embargo, me encantaba acariciar tu rostro, tu cabello rizado y besar tus labios. Tú decías adorar cada parte de mí, me sorprendía la manera en la que “casualmente” siempre me encontrabas en extraños lugares.

Nadie amó, sólo sentimos. La nuestra fue una relación extraña pero funcional: entregada totalmente en la cama, distante e indispensable fuera de ella.

Las llamadas, mensajes, comidas y citas en el hotel se hicieron hábito.

Tu cuerpo torneado (con ese único defecto en tu brazo derecho, un tatuaje) embonaba perfecto en el mío. Cada momento cerca de ti era un paso más para llegar al éxtasis.

septiembre 30, 2010

One Hour

22:12 Ni un minuto más. Miro la pantalla, me alejo, tomo un vaso de agua y regreso.

22:15 Estoy cansada, harta y mareada. Abrí el portal de Milenio y, de repente, apareciste... tú. Tus labios, tu nariz, tu esbelta complexión y aquel vago recuerdo.

22:19 La vida se me va entre letras... me gustaría estar entre tus brazos de nuevo y no aquí, frente a esta fría pantalla y en medio de esta sala incómoda.

22:30 Iré a buscarte, es definitivo. Creo que he llegado a la conclusión de que eres mi droga o, por lo menos, hasta que MagicSunday regrese. Es como quererte, tenerte, fastidiarme y olvidarte. La historia, los ciclos, Soria.

22:33 Llevo tres minutos escribiendo y... algo sucede. La técnica de un historiador-periodista se ha grabado en mi mente: me gusta, atrae, es fácil y ágil. Como tú y tus manos.

22:39 (No dejo de reír)

22:41 Horas "indecentes" para una llamada, ¿no crees?

22:58 He perdido diecisiete minutos de reflexión. Me hiciste la noche, querido. Justo después de colgar, escribí una línea y fui por el collar que me regalaste. Nunca entendí por qué hubo una "segunda cita" si no la planeamos. Quizá me espiabas.

23:09 Minuto fatídico. Entre peleas y un trabajo mal hecho, regreso.... ¿No vendrías a hacerme compañía? Muy lejos.

23:12 Una hora después, volvemos a los ciclos. Te extraño.

septiembre 06, 2010

Una noche como hoy

Con y sin propósito

Hace días entendí: no quiero perderte otra vez.
Recargada en la pared de mi habitación cuento las horas para verte de nuevo.
Fríos, lejanos, llenos de un vacío que envolvía cada parte de mí. Así eran mis encuentros contigo. Sabía que formabas parte de mí, que yo era parte de ti, pero faltaba algo.
Tus manos acariciando mi cuerpo en esas noches plagadas de deseos reprimidos y de locura salpicada de un amor confuso, disperso. Sentir tu respiración en el cuello y saber que nuestros cuerpos son las piezas más perfectas de un rompecabezas que hace nueve meses empezamos a armar.
Te he perdido y recuperado no sé cuantas veces. Me has perdido por un tiempo sin reprochar, sin reclamar, fingiendo que no te importa aunque el brillo de tus ojos se opaque y yo, con descaro, voltee sobre mi hombro y piense en la utopia de nuestro amor, en la que nunca pensé creería y en el laberinto donde ahora me encuentro atrapada, sin saber hacia dónde caminar, dirigida sólo por tu voz y por esas manos que me abren las puertas del cielo.
Hoy, a diferencia de todas esas veces en las que parecía ser indiferente e incluso vacía, puedo decir que cualquier detalle o fragmento de canción que escribes hace que imagine nuestra vieja fantasía pero con tintes más reales: dejamos de ser al anhelo de un amor imposible para transformarnos en un proyecto que, si bien puede parecer lejano, llegará algún día.

agosto 16, 2010

Estás aquí, en mi piel

Cierra los ojos. El calor de sus besos la transporta hacia otro lugar, quizá sea que le recuerda al día en que lo conoció, ese momento en el que aquel Dios bajó del Olimpo y la sostuvo entre sus brazos, dejándola respirar un delicado aroma a café.

La cuenta se perdió desde que ella decidió dejar todo atrás para entregarse a él. Recuerda que fue un jueves.

Llovía, no pudo haber mejor escenario. Caminaba debajo de los árboles e imaginaba que todo lo que la rodeaba no era más que un perfecto mundo de fantasía. Se dirigió lentamente hacia una banca que se encontraba en medio de aquellos murmullos verdes que soplaban y a ratos lloraban. Halló un pequeño espacio para sentarse. Sacó un libro y comenzó a hojearlo como si intentara encontrar las respuestas a sus eternas preguntas o, incluso, señales que le hablaran de su futuro.

“Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”. Alzó la mirada: un periódico, un café y esos ojos, sintió un escalofrío.
¿Quién era? No lo sabía (o mejor dicho, no lo había reconocido). Él la miró. Ella disimuló y clavó su mirada entre las páginas del libro.
Preguntas, una plática forzada y mil pensamientos que cruzaron por la mente de esa joven que no se atrevió a expresar.

—Claro, platiquemos. — Comenzaron a caminar hacia una fuente no muy lejos del lugar de su primer encuentro. Algo en él lo delataba: parlanchín, coqueto, todo un sueño. Él se acercaba sutilmente, al mismo tiempo que ella se alejaba, aunque en realidad quisiera lo contrario.

Ella jamás imaginó que después de haberlo visto tantas veces y por tanto tiempo detrás del mostrador, parecido a un muñeco anhelado por más de una niña, lo tendría tan cerca. Él y su 1.80 de altura, piel morena clara, barba y cabello rizado, una sudadera azul marino y esos labios que prometían un sabor a caramelo, una boca que incitaba a una aventura a lo desconocido, al deseo.

Accedió, no había más. Aquél hombre conocido pero sin nombre había logrado cautivarla y ella no pudo evitar caer en la tentación. Caminaron por algunas calles de aquel tranquilo lugar, como “Encantada” felicidad, la calle. Sostuvieron sus manos, unieron sus labios, la lluvia no hacía más que darles el fondo ideal para un encuentro que no llegaba a ser del todo amoroso.

Recorría su cintura, su cuello, cada parte del cuerpo. La fusión de dos mundos desconocidos llegó, cada parte de ella se mezcló en él, cada respiro se volvió un suspiro y todo alrededor parecía ser de cristal, tan frágil felicidad.

mayo 12, 2010

Sin ti

La melodía de la noche recorre mi piel, me provoca igual que tu aroma a café. Viene y se va como empujada por una suave brisa que compone mi aliento, nuestro aliento, un suspiro...

En medio de una nota que figura tu voz comienzo a creer que te extraño y te necesito como el primer día, que aún deseo sentir tus caricias y que una vez más sin ti no puedo vivir...

Pero el titubeo del aire me hace comprender que no era más que una falsa canción, que las eternas miradas que alguna vez compartimos se desvanecieron ya, así como las mil frases de amor que susurramos alguna vez al oído.

Yo ya no estoy, no quiero que tú estés. Tu recuerdo no es más que una nube que se aleja empujada por el viento para dar paso a un cielo libre, lejos de ti...

abril 22, 2010

Daily Fortune Teller

"Quiero besar a un ninja en la nariz. Quiero hablarle a la fruta y asustar monstruos. "

"El amor pixelado también es amor, sólo que más pequeño y con forma cuadrada."

"Mira tu vida como si fuera una buena película."

"La vida es una comedia para los que piensan y una tragedia para los que sienten."

"La vida es un juego, ¡juégalo sin más!"

"Haz lo que quieras y la felicidad llegará"

"Hay muchas cosas buenas de la vida que empiezan por "C": chips de chocolate, canela en rama, croissants... ¿Quieres que siga?"

"Lo mejor que puedes hacer es entenderte."

"Creatividad: ¡La alegría de vivir!"

"Los hámsters no mienten."

"El color de la felicidad es rojo con puntos amarillos y una pequeña corona verde encima."

abril 05, 2010

Tú no sabes

Ese olor aún hace que mi piel se estremezca, tus labios pueden derretir mi sonrisa, esas manos hacen que toque el cielo aún cuando mis pies estén en el suelo.
Tus ojos, negros y profundos, a los que les grito con los míos que te quiero con locura y que haría todo por estar contigo.
Ese cuerpo que permite imaginar hasta el deseo más recóndito y prohibido.
Tú. Quizás no sabes o quizá si.
Tal vez no sepas cuando a treinta centímetros de tu boca muero por besarla.
O tal vez sí lo sepas cuando tu maldito jugueteo insinuante logra que tiemble.
Porque tú, alabado, odiado, glorificado, maldecido, rechazado, engrandecido y rechazado.
Tú mi vida entera, mi camino al paraíso eterno, mi estrella más cercana.
Tú lo sabes o quizás no.
Muero y vivo, haces que sufra o goce.
En tres horas puedo volver a entender que mi vida sin ti no podría conocer.
Dichoso tú. Te amo, te odio.
No me abraces otra vez, no sostengas mis manos como lo hiciste hoy, no me mires como si fuera totalmente tuya.
Y es que tú no sabes. O puede que sí.

marzo 30, 2010

Momentos de Inspiración

Recorrer tu cuerpo lentamente, sentir cada milímetro de tu piel, perderme en tus brazos y soñar que nunca te alejarás de mí .•
Comprende mis manías, ama mis locuras y vuelve realidad mis fantasías .•

marzo 25, 2010

Composición de una Galleta [yo]

Entre recuerdos y sueños

El sonido de un viejo reloj de pared que parece detenerse poco a poco, la luz de luna que se vislumbra a través de las cortinas de la recámara, una cama fría que hace mucho dejó de ser el mejor sitio para descansar y se transformó en el lugar predilecto de las utopías. Ella mira la hora —12:43 a.m. —, se pierde entre números y fechas olvidadas, entre caras y nombres, entre recuerdos y sueños.

Abre los ojos. Es sábado y llueve, pero ella no está conciente de nada más. Sólo mantiene fija su mirada en el joven que está junto a ella y le sonríe. Ella no corresponde a su sonrisa no porque en verdad haya logrado olvidarlo, sino porque no quiere caer de nuevo en su trampa.

Se dirigen hacia una cafetería cercana y mientras cruzan una calle él se acerca y la abraza. Ella no sabe cómo reaccionar o qué decirle. Tiembla, cada músculo de su cuerpo se contrae al sentir su respiración en su cuello y su corazón junto a su pecho.
Después de salir de aquella cafetería, él toma sus manos y la jala hacia una banca vacía. No importa si el cielo se cae, ellos se han vuelto uno. Acaricia suavemente sus manos pero ella quiere quitarlas. Muerde uno de sus labios como invitando a probarlos, muestra su lengua con un jugueteo insinuante que hace que ella sienta latir su corazón más rápido.

Un segundo le bastó para entender que él era su todo. La despedida después de aquel increíble día en su vida fue lo que más le dolió porque —ahora lo sabe— el recuerdo de lo vivido se fue con las lágrimas que ella derramó al despedirse y dar la media vuelta.

Llora en silencio en medio de su habitación. Fueron cinco minutos de recuerdos o quizá sueños, ya no lo sabe. Lo único seguro es su presente y esas lágrimas que salen de lo más profundo de su alma. Voltea la almohada, quita las cobijas de su cama y se envuelve sólo con la sábana.

Es un día nublado, como todos los días en Nauzontla, un pequeño pueblo perdido entre la Sierra Norte de Puebla. Ese lugar siempre le había disgustado porque el viaje de cuatro horas se le hacía más que tedioso., no conocía a nadie y —como todo pueblo— no tenía televisión, radio o luz. Pero en esta ocasión era diferente.


Ella, a sus once años, se encuentra sentada en una escalera de piedra mientras observa el paisaje: nubes que tocan el suelo, sembradíos de milpa, la torre de una iglesia que podría pasar por castillo, una infinita carretera que se pierde entre las montañas y el cuerpo de su abuela paterna en la casa contigua.

En tres meses la vida “perfecta” que creía tener de desvaneció, las palabras cáncer y muerte se volvieron estigmas para ella de los que no quiso saber hasta mucho tiempo después. Los recuerdos de la calle frente a los Viveros de Coyoacán en la que vivía se volvieron una sombra para ella porque, después de la muerte de su abuela, se mudó de casa y su vida no volvió a ser la misma.

Aún así, ella soñaba con su mundo de fantasía en el que era feliz: con su calle en la que aprendió a andar en bicicleta y patinar, por la que caminaba con su madre para ir a la Casita del Pan o por la que veía llegar a su abuela del mercado.

En ocasiones también tenía pesadillas en las que se sentía mal por no haber llorado por su abuela. En una de ellas la vió, sentada en su cama y llamándola, pero tuvo que salir corriendo porque el remordimiento no la dejaba. La quería, más de lo que ella pensaba, pero no tenía idea de lo que perdía, no estaba conciente de que jamás volvería a verla, de que no habría más cariño de su parte, de que perdería a una de las personas más importantes de su vida.

Ahora son 12:58, las lágrimas esta vez no salen. Ella sabe que aunque le digan que fue mala con su abuela ésta sabía lo mucho que la quería. Sus juegos, sus regalos, sus conversaciones son algo que jamás olvidará.

Esta vez no cierra los ojos. Sólo piensa en su hermano. Tres meses después de la muerte de su abuela nació él. Aún no olvida las palabras que escuchó en algún lugar y que intentaron consolarla: “Tuviste una pérdida, pero a cambio recibiste a un angelito”. Ella no lo ve así. Su hermano no podrá llenar jamás el espacio que su abuela dejó, lo que no hace que deje de amarlo y de dar su vida por él. Llora, le gustaría que su hermano jamás sufriera, que fuese eterno.

Ya son las dos de la mañana y está desesperada. Necesita dormir pero no puede. Una nueva ola de recuerdos la invaden. De esos recuerdos que se confunden con alucinaciones y que la hacen dudar de su propia existencia, que le hacen repetirse una y otra vez dónde quedó aquella niña de la que no recuerda casi nada, de la adolescente sensible y silenciosa que se desvaneció lentamente.

Tres asaltos, una canción más que insinuante, una pasión desenfrenada por la música —aunque ella no toque instrumento alguno— son sólo algunas de las cosas que han cambiado su perspectiva del mundo en menos de un año. Todo esto ha provocado que vea la vida, su vida, desde una perspectiva diferente porque, aunque nadie lo note, ella ha cambiado.

Cierra los ojos y pierde por completo la noción del tiempo. Diez, veinte minutos o quizá una hora, es igual. Ella ha dejado de etiquetar los cambios, ahora sólo acumula experiencias que le ayuden a ser feliz.

Pero, justo en ese momento en el que pierde toda dirección y tiempo, ¿con quién se queda? Además de su familia, están sus amigos. Está su mejor amiga, Lucero, a quien conoció en la secundaria y quien le ha ayudado a entenderse; las 6 de la 6 con las que ha compartido experiencias irrepetibles y de apoyo incondicional; Alfredo, su mejor amigo, su mejor conocedor, él sabe cómo reacciona ella, qué siente, por quién lo siente, es la persona que siempre la escucha, le aconseja, la regaña y la hace mantenerse en la realidad.

La hora ya no importa. Ella se aferra a todo lo que esa noche pudo recordar o tal vez soñar. Quizá sea cierto lo que le dicen cuando le preguntan por el significado de “chokis” o “coco banana”, de su eterna sonrisa o simplemente de sus manías. “Estás loca”. Puede ser, quizá por eso ella está en medio de ese cuarto inexistente con paredes blancas, en el que puede creer que su vida es diferente.

marzo 06, 2010

Hubiera

Saberlo. Sentir que estás ahí presente como un fantasma que aparece a conveniencia, que desaparece huyendo de los sentimientos.
Odiar que siempre estés ahí pero, que al mismo tiempo, te alejas de mí hasta el punto en el que ya no quiero hablar, ya no quiero ver, ya no quiero sentir y ya no quiero pensar.
Odio que de repente estés presente como si nunca te hubieras ido, como si nunca hubieras dejado este vacío dentro de mí... como si te siguiera amando.
Pero no. Ya no, quiero creer que estás fuera de mi vida totalmente y para siempre.
Pero tus palabras, tu olor, tu piel, tu boca... siempre están presentes en mí. Cierro los ojos y vuelo a verte. Por favor, ya no más.
Si yo lo repitiera, si tú no fingieras que no escuchas...

febrero 17, 2010

El Momento

Todo el que conozca un poco a la galleta sabe que ama locamente la lluvia; quizá sea por nostalgia, porque la acerca a sus recuerdos o porque es el mejor pretexto para mojarse y sentirse libre.
El escenario perfecto. Ella cocina y a través de la ventana ve caer pequeñas gotas de lluvia. Lee apresuradamente, su adjunto la perturba y la estresa. Sale, entra, prende la estufa, licúa, espera. Siempre espera (aunque eso implique el uso de una aversión más). Durmió mal, amaneció con dolor muscular y, sobre todo, con un doloroso recuerdo de la discusión de la semana y la crisis emocional de la noche anterior.
Prende la computadora, se acerca, inicia sesión en el programa más quita tiempo del mundo. Nadie, la misma gente de siempre, uno o dos contactos que la vigilan y... vuelve a esperar. Toma sus copias y analiza a Juan Villoro.
"¿Qué te provocó la lectura de este texto?" Siendo sincera, la galleta no quiere pensar, pero comienza a responder preguntas, subraya y busca algunos datos. Comienza una pelea más, su chiquito my baby es sólo un amigo, no tendría porqué enojarse, ¿o sí? Ella está alterada, no entiende qué sucede con la "relación más extraña que ha tenido". De alguna manera ha comprendido que lo quiere y le gusta, pero ¿qué mas? No puede evitar ser realista, no puede dejar de ser como es y, sobre todo, se ha vuelto adicta a verlo (de lejos, pero al fin de cuentas, verlo). Se desvió de lo principal: terminar su opinión sobre La alfombra roja.
Pero, ¿cómo se atreve a dejarla decidir a ella? Ella es clara, siempre lo fue. Lo quiere, lo extraña, lo ¿necesita? No, eso es demasiado, pero si le interesa (o cree que le interesa). Galleta piensa una vez más en que los ideales no son buenos. Idealizar menos, quizá sus expectativas rebasaron la realidad. Sí, quizá eso fue.
Quizá sea por eso que una mezcla entre una vieja canción y un "ha finalizado sesión..." la hayan lastimado tanto. La alfombra roja que tanto le interesa ahora sería el mejor lugar para descansar el corazón.

enero 21, 2010

Hace tres días

Es su manera más desesperada de decirle "te quiero", su manera más sencilla de gritarle "te extraño" y la forma más sensata de aceptar que debe olvidarlo.
Una vez más se sienta sobre su cama y espera junto al teléfono, algo le dice que de nuevo permanecerá así hasta que la luna se esconda por completo. Ya no espera mucho de él porque hace mucho dejó de ser la luz de su mirada; porque siempre esperó más de lo que él estuvo dispuesto a darle, pero aún así lo amo (o creyó amarlo) con cada poro de su piel, con cada respiración y con cada latido.
De repente voltea y él está ahí, quizás nunca se fue o a lo mejor regresó para verla una vez más. Ella tiene tantas ganas de abrazarlo y decirle todo lo que calló en su momento. Pero en un segundo desaparece y ella regresa a su realidad. Siempre feliz y pensando en lo que viene, en lo que puede recibir como recompensa por esperar tanto tiempo; sin embargo, ella desearía que en verdad él hubiese estado ahí.
Pero se acerca al teléfono. Nada. Un suspiro, una melodía al aire, un secreto a voces y la nostalgia de lo que fue y nunca volverá.