octubre 04, 2010

Sensaciones


¿Amar? Hace tiempo que esa palabra dejó de tener el significado romántico que todos conocen o suponen. “Mi amor”, “nuestro amor” también dejó de ser ortodoxo. Él, el innombrable y desconocido se encontraba dormido sobre esas sábanas donde las manchas de cigarro, alcohol y muchas noches de pasión se mezclaban con el olor de nuestros cuerpos.

Luego de encontrarnos en aquella fiesta y de hacer “clic” justo después del primer beso, logramos escabullirnos y meternos en el hotel más cercano.

Eso nunca fue amor, sólo sexo.

Sin embargo, me encantaba acariciar tu rostro, tu cabello rizado y besar tus labios. Tú decías adorar cada parte de mí, me sorprendía la manera en la que “casualmente” siempre me encontrabas en extraños lugares.

Nadie amó, sólo sentimos. La nuestra fue una relación extraña pero funcional: entregada totalmente en la cama, distante e indispensable fuera de ella.

Las llamadas, mensajes, comidas y citas en el hotel se hicieron hábito.

Tu cuerpo torneado (con ese único defecto en tu brazo derecho, un tatuaje) embonaba perfecto en el mío. Cada momento cerca de ti era un paso más para llegar al éxtasis.

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