noviembre 24, 2011

Realidad

Noche tan inspiradora como tu aroma. La fragancia que día a día dejas en mí cuando te alejas. La marca de tus besos sobre mi cuerpo y cada uno de los minutos que nos damos. Las miradas de complicidad y las caricias prohibidas que se escapan de nuestras manos de vez en vez.
Cada parte de mi ser está contigo. Se va, se aleja con cada respiro y no desea regresar a mí. Nuevos planes, sueños e ilusiones. Promesas de amantes que fallecen al segundo siguiente en que se emiten. Pero que con la misma fugacidad se renuevan.
La esperanza de un mañana que no existe pero que se desea construir. Efímeras pretensiones de eternidad que parecen hacerse realidad con cada suspiro.
Tres semanas, veintiún días. La desoladora imagen se atraviesa inevitablemente por mi mente. Parece querer dejarme un sabor amargo en la boca para regresarme a la realidad. Pero la única realidad eres tú.
Tú y esa esquina verde.
Tú y tus manos.
Tú y lo que nos ha pasado.
Tú. Con las promesas, los anhelos y cada palabra que escribimos. Con nuestra ingenua forma de amar, la sensación de ese primer beso durante el reencuentro que sabe al primero de nuestras vidas y cada nueva historia que nos inventamos.
Lo más simple y lo más confuso. Lo más transparente y lo más sombrío. La dialéctica perfecta que converge en un «tú» y en un «yo».

octubre 31, 2011

De fantasmas y otros (t)errores

Muy acorde con estas fechas les doy la bienvenida a mi columna con un tema que si bien no tiene que ver con espíritus, espectros o inventos diabólicos, ha llegado a estremecer a más de uno.

En la vida de toda persona (sí, incluidos los hombres) existen fantasmas que aparecen de cuando en cuando y parecen querer arruinarle —no sé si de manera consciente o no— la vida a los demás.

¿Quién no ha tenido un o una ex que —cuando aparentemente todo está de lo mejor— llega y arruina la felicidad que se creía tener? La cuestión aquí es que no sólo arruina la estabilidad emocional de la ex pareja sino que, si ésta ya tiene una nueva relación, puede llegar a molestar a ese tercero que ni imaginaba el teatrito que se podía llegar a armar.

Con esto no pretendo decir que todas las exparejas son así. Por el contrario, la gran mayoría suelen adoptar una actitud madura una vez que la relación ha terminado. Se dan la mano y cada quien continúa en la búsqueda de su media naranja. (Amén)

Pero el caso aquí son aquellas personitas incómodas. Llamadas y mensajes insistentes en el mejor de los casos. Lo peor: que consiga el correo, la cuenta de Twitter, Facebook o el número celular de la pareja actual del o la susodicha y comience a inyectar veneno en tan bonita y prometedora relación.

Que si dura sólo 5 minutos y es un desordenado, que si es una celópata o una neurótica. La cantidad de defectos es innumerable. Entonces llega el momento en que la otra persona empieza a cuestionarse “¿Será cierto? Por algo habrán cortado…”

Pero déjenme decirles: eso de hablar mal de los ex es un completo error. No sólo porque la otra persona podría preguntar: “¿Entonces como por qué anduviste con él/ella si tantos defectos tiene?” (a lo que suelen responder con una gran evasiva), sino porque en realidad quien asume un papel negativo es el insectito ponzoñoso que riega su veneno por doquier.

No sé ustedes, pero a mí no me gustaría salir con alguien que habla mal de cuanta persona ha travesado su historial amoroso.

¿Quién te garantiza, mi querido lector, que no hará lo mismo contigo? Es decir, mañana podría estarle contando a su siguiente conquista que cediste ante sus encantos (¿?) desde la primera cita. De miedo, ¿verdad?

Por eso ahora que se acercan estas celebraciones tan pintorescas, reflexionemos sobre algunos de nuestros fantasmas, las formas de exterminarlos para que después podamos gozar de lo lindo. Así que, ¿qué eligen, trick or treat? ¡Hasta la próxima!

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octubre 04, 2011

Fue


Caminar solos no tenía sentido. Habían pasado meses desde su último beso. Fingían vivir felices sin reflejarse en los ojos del otro, sin el calor que sólo sus brazos tenían.
La esperanza del reencuentro había muerto tras esa frase de reproche y se había reafirmado con la ausencia de miradas de complicidad que solían darse cuando ella lo visitaba y él no podía escabullirse para perderse un rato.
El sabor a café y miel en sus labios regresaba a ella a diario. El sabor a fresa lo acompañaba a él. Por más que besaran otros labios, jamás se igualaría la química de esos momentos, de esos callejones perdidos, de esos instantes desvanecidos que recurrentemente regresaban con más fuerza…
Aún así, ninguno de los dos buscaría al otro. Había sido su única regla durante ese juego al que llamaban amor.
Había sido el único pretexto para no regresar a los brazos del otro con la boca llena de promesas y la cabeza llena de sueños, de planes a futuro, de la vida que planearon juntos pero que jamás sucedería.
Ella fingiendo vivir una vida que ya no era suya. Él caminando de la mano de mujeres que tropezaban por su camino y pronto se iban de él.
El ideal romántico tenía su realidad en ellos. La pareja perfecta que vivía sin vivir. Que trataba de hallar un camino y su destino lejos uno del otro.

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octubre 03, 2011

Poesía virtual


Deseo sentirte en cada segundo del día, saber que me acaricias con cada suspiro de aire y que en cada rayo de sol tus manos recorren mi ser… deseo saberme en tu recuerdo más como una realidad presente que como una efímera pretensión.
Correr, caminar, volar, sentir, amar, construir y desaparecer. En tus brazos, en tus labios, en tus ojos y en la inmensidad de la nada.
En cada palabra, en cada suspiro…

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agosto 27, 2011

Mañana


Impresiones, alucinaciones, pasiones y deseos. He confesado en repetidas ocasiones lo que siento, tanto que comienzo a pensar en retirarme del negocio por sanidad mental.
No lo creo.
Podré negarlo y fingir que no me interesa, pero se ha vuelto un tanto inevitable.
Absurdo. Cursi. Totalmente estúpido.
Dice Cortázar que las mañanas sirven como pizarras, para crear e inventar. Yo me inventaría un “Hola” dirigido a mí y lo pondría en tu boca.
Sin embargo, no es amor. Eso queda más que claro. Sólo diré que estoy encandilada. Ésa (igual que ortodoxo) es una bonita palabra.

Y para aclarar, según la RAE:
Encandilar.
1. tr. Deslumbrar acercando mucho a los ojos el candil o vela, o presentando de golpe a la vista una cantidad excesiva de luz. U. t. c. prnl.
2. tr. Deslumbrar, alucinar, embelesar. U. t. c. prnl.
3. tr. Dicho de una bebida o de una pasión: Encender o avivar los ojos. U. m. c. prnl.
4. tr. Despertar o excitar el sentimiento o deseo amoroso. U. t. c. prnl.
5. tr. coloq. Avivar la lumbre. U. t. c. prnl.
6. prnl. Cuba y P. Rico. enfadarse.

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agosto 23, 2011

Aracnicidio


Parece una película de terror a plena luz de día. No hay sierras eléctricas ni casas embrujadas. Tampoco personajes deformes o brujas malévolas. Sólo patas, ojos y colmillos, elementos suficientes para alterar a más de una persona.


Ariadna se encuentra recostada en su cama, escucha música mientras hojea uno de sus libros favoritos. Un movimiento sobre la colcha atrae su atención. Levanta la mirada y queda inmóvil.
El “bicho” se detiene repentinamente. Extiende sus ocho patas, como si aguardara el ataque del enemigo. Los ojos de la araña parecen tener brillo propio y sus colmillos empiezan a moverse rápidamente, como si se prepararan para morder a su presa.
Baja despacio el libro e intenta levantarse aunque tiene miedo. Sus ojos se llenan de lágrimas pero las contiene. En ese momento el insecto reanuda su camino hacia ningún lugar, ella suelta un grito y se incorpora sin pensarlo demasiado.
La araña se vuelve a detener mientras Diana piensa en un plan para eliminar al insecto. Aplastarlo sería lo más fácil, pero ella odia el crujido producido al hacerlo. Dejarla ir sería peligroso pues quizá regresaría o la podría encontrar entre sus zapatos o un lugar similar.
Desafortunadamente —para ella— la casa se encuentra vacía. Sólo es la araña y ella. Ni mamá ni papá pueden ayudarla, por ello debe tomar una decisión.


Cerró los ojos. Inhaló y exhaló. Sintió como sus latidos se regulaban y su respiración se tranquilizaba. El escalofrío en su cuerpo al ver ese insecto y la ansiedad de no saber cómo deshacerse de él desaparecía poco a poco, aunque su piel permanecía alerta, incluso a la más leve corriente de aire.
La araña había muerto. Ella no había tenido piedad al rociarla con un poco de insecticida. Cayó y quedó inmóvil, para siempre.

agosto 04, 2011

Impulso nocturno


¿Perfección? Eso no es más que un cuento de hadas, de esos que las películas de Barbie se encargan de difundir. No es más que una utopía como las que todos pretenden alcanzar por lo menos una vez en su vida, razón por la cual se justifican diversas acciones que, por lo general, sólo frustran o hacen madurar a una persona (en el mejor de los casos).

Finalmente creo haber entendido por completo eso y no fue de la manera más delicada pero al menos me queda la seguridad de que no tropezaré con la misma piedra.

No tengo qué más escribir porque hoy no existe una conexión (metafóricamente hablando) entre mi lado emocional y el racional. 
Sin embargo he actuado algunas horas por impulso y no me ha salido tan mal, quizá deba dejar que fluya más esa parte de mí.

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agosto 01, 2011

On the road









Without your eyes I have no more than the sky...









Being in your arms was like being in the clouds. Shame about the ephemeral nature of them...



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Sabor a...

Me dejaste el sabor a despedida en la boca.

El recuerdo de nuestro último beso se ha desvanecido con los segundos al igual que el calor que me daban tus brazos.

Nuestro primer beso, como todos los anteriores, intacto. Lugar, día, hora, emoción y sabor. Es inevitable no recordar esas cosas aunque —confieso— resulta molesto cuando todo se esfuma, cuando la ausencia duele y lo único que queda es el recuerdo de lo que fue y no volverá a ser.

Ya no busco explicaciones ni pretendo entender. Es sólo cuestión de olvidar pero como dice Ornelas, contra los pronósticos estás aquí. Aunque a favor de ellos estoy yo con esta ausencia en el alma y el sabor a espera impregnado en los labios.

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junio 10, 2011

Del poeta a tu recuerdo

Puedo escribir los versos más tristes esta noche…

Puedo susurrarle a tu ausencia que se vaya. Puedo gritar que te amo y puedo fingir que no me importas.
Podría llamarte y decirte que te necesito, besarte hasta que recuerdes mi cuerpo entre tus sábanas y hacerte recordar la primera canción que me llevó a ti.
Las tardes parecen irse con tu recuerdo y tus silencios. Pero las gotas de lluvia me los traen cargados de tus caricias. Y yo aquí, sin querer buscarte. Tú, tan lejos, sin querer besarme.


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mayo 23, 2011

Morir para renacer

Él
Despertarás en medio de esa habitación blanca, iluminada por la luz que traspasa ese ventanal que da a la avenida principal. La mirarás desnuda envuelta en esas delgadas sábanas blancas y recordarás la noche que pasaron juntos. La ropa en el suelo, las llamadas perdidas en el celular, el fantasma de sus besos sobre tu piel. Te levantarás lentamente para no despertarla, te dirigirás al baño y frente al espejo el tiempo parecerá no avanzar.

La verás nuevamente e intentarás recordar en qué momento comenzaste a quererla, cuál fue la razón por la que aquella mujer logró entrar en tu vida como jamás lo había hecho alguna otra. Pensarás que quizá haya sido lo prohibido de su relación, la adrenalina que sentían mientras se escondían de los demás, su don de escucharte, sus abrazos y la manera en que cada mirada parecía decir lo que sus labios solían callar.

Mientras mojas tu cara, la imagen de su punto de encuentro vendrá a tu mente. La fuente, los árboles, la lluvia, ese periódico y el café que fueron el pretexto perfecto para acercarte a ella. El libro en sus manos, lo rojo de sus labios, su mirada que mezclaba ternura y deseo.

Vendrán a tu mente sus encuentros. Siempre inesperados. Al dar la vuelta en una esquina, en la banca de ese parque, en la cafetería de algún lugar o en alguna tienda. Parecía que el destino te llevaba a ella, pero no. Tú jamás creíste en el destino ni en las coincidencias. Al menos hasta que ella apareció en tu vida.

Querrás prepararle el desayuno, como antes. Pero no podrás hacerlo, así que regresarás a la cama y te recostarás junto a ella. Le besarás el cuello, la frente, la boca. Sus labios reaccionarán y comenzarán a besarte con uno de esos besos tiernos que ella sabe dar. Tus manos comenzarán a recorrerla y sus cuerpos se unirán, sus respiraciones se volverán una y lo que había iniciado como simple placer se convertirá en la más pura experiencia de amor. Buscarás constelaciones en sus lunares, intentarás descifrar el misterio de su piel, querrás que alguna voz te susurre que ella es para ti y siempre será así… 

...

Caminarás por la calle. Sentirás que su fragancia está impregnada en tu piel, que ya no puedes respirar sin ella, que desearías tenerla entre tus brazos la vida entera. La ilusión del amor —casi inexistente antes de su llegada— renacerá dentro de ti. Como el ave fénix, como el mito de la vida. Su amor tendrá que morir para renacer. Morirá en ti. Tal vez ya murió. Sabes que ella, al igual que tú, espera encontrarte al dar la vuelta en la siguiente esquina.


Ella
Abrirás los ojos justo cuando él se levante y se dirija al baño. Te acomodarás en ese colchón que parece haber sido usado por mil personas antes que ustedes. Te darás cuenta de la ropa en el suelo, de tus 5 llamadas perdidas y de los 13 mensajes sin leer. Parecerá no importarte y dejarás el celular en el buró que está junto a ti. Regresarás a tu lugar entre las sábanas y fingirás que duermes.

Cerrarás los ojos y escucharás cómo cierra la llave del agua, sale del baño y se acerca a la cama. Sentirás cuando sus labios toquen los tuyos y comenzarás a besarlos lentamente, al mismo tiempo que imaginarás su cuerpo desnudo y el tatuaje de su brazo.

Pasarás tus manos por su cabello y entrarán en un vaivén de complicidad. Cada movimiento estará estratégicamente planeado, todos serán pasos que los llevarán juntos al éxtasis. Ya no pensarás, dejarás que su cuerpo te lleve sin poner resistencia.

Cuando todo haya acabado, tú sabrás que él no es uno más. Recordarás las casualidades que te unieron a él, las coincidencias que parecían trazadas por los dioses. La manera tan extraña en que logró cautivarte sin hablar, el brillo de sus ojos al mirarte, su forma de decir “te quiero” y la emoción del primer beso.

Tendrás que levantarte y salir del lugar. Él te pedirá que no lo hagas pero esta vez no podrás quedarte. Preguntará el motivo de tu repentino adiós pero no querrás confesarlo. Habrás pensando en cosa de segundos que él es todo lo que quieres en tu vida.

Te vestirás rápidamente y saldrás del edificio. Sentirás el viento en tu cara y caminarás lo más rápido posible con las manos metidas en las bolsas de tu abrigo blanco. Pensarás en la mejor forma de decirlo, de mentir o simplemente decir la verdad. No esperas perdón pero deseas acabar con el sentimiento de culpa.

...

Comprenderás cuál ha sido tu error en los últimos dos años. Entenderás que tu novio "oficial" no merece ser engañado pero que tampoco es al que quieres. Te darás cuenta de que el hombre que dejaste en ese cuarto de paredes blancas ha cambiado tu vida de forma inmejorable y por ello debes regresar lo antes posible a sus brazos. Desearás que su amor no muera. Que incluso en la muerte o la eternidad puedan estar juntos.  Sólo tú y él.

mayo 22, 2011

¿Y si es para ti?

Mentiría si dijera que no extraño tu piel. Las caminatas por calles escondidas, los abrazos, esos besos que sólo tus labios me han sabido dar.
Nuestros sueños, anhelos y juegos.
La forma en que me mirabas, tus palabras, ese calor que sólo de tu cuerpo he podido sentir.
El sabor de tu boca, las caricias de tus dedos, la sensación de placer que me producía sentirte a mi lado.
El aire, la humedad, los lugares comunes y los que nadie imaginaría. Ahí estuve contigo y jamás podría regresar sin ti.
Quizá nunca me leas (y tal vez no quiero que lo hagas). Pero sabes (porque lo sabes) que aún están en mí, debajo de mi piel, en cada respiración y detrás de cada rincón. Al igual que tú.

abril 26, 2011

Mientras miro el reloj...

12:30. Me recuerda a esos momentos en que decías adiós, cuando nos besábamos bajo el sol. Esos días que aún extraño en los que me mirabas y decías “te quiero”, “me gustas”, soltabas mi mano y me guiñabas un ojo. Yo sólo sonreía y caminaba paralela a ti, a tres jardineras de distancia hacia un rumbo diferente pero siempre esperando regresar a tus brazos.
Cuando la rayuela dejaba de ser un juego y se transformaba en una historia, en nuestra historia. Lográbamos la apropiación del relato argentino en la plaza que tanto me gusta, éramos la relación perfecta y la dejé ir.
Ahora han pasado ya cuatro meses desde el último beso y el adiós ausente.
Bonita hora, 12:40.

febrero 03, 2011

Metáfora y cotidianeidad: puerta abierta a la reflexión

Son ingredientes indispensables en la cocina, ya sea para preparar pasteles, condimentar uno que otro platillo mexicano o eliminar malestares, se trata de la harina y el epazote. Estos alimentos son utilizados como punto de reflexión sobre las condiciones actuales del país desde una perspectiva social, económica, política, agraria o industrial.

La exposición Harina y Epazote, montada por el artista mexicano Roberto de la Torre, es una manera de dar a conocer el proceso por el cual estos alimentos son —en el caso del epazote— cultivados, recolectados, procesados y empacados. Si bien éstos son productos comunes, en esta muestra se puede establecer una relación entre ellos y estupefacientes como la marihuana y la cocaína.

Esta propuesta incluye la utilización de las técnicas y materiales que se emplean en la clandestinidad para empaquetar los narcóticos. Como refiere el curador Eder Cartillo, el propósito de esta exposición no es enaltecer el papel de las drogas y los laboratorios clandestinos, sino mostrar el proceso con el que se elaboran, mismo que tiene gran trascendencia no sólo a nivel social por el factor de las adicciones, sino en un plano económico y agrario, puesto que es el generador de empleo y oportunidades para muchos campesinos.

Establecida en el ex templo de Santa Teresa la Antigua, la muestra ofrece al visitante un recorrido por las diferentes zonas en las que estudiantes, voluntarios y el propio público participan y forman parte del laboratorio industrial establecido en el lugar, mismo que obedece al mantenimiento, cuidado y manejo estricto de los productos como se realiza en uno real.

Localizado a un costado de Palacio Nacional y frente a tiendas en las que se ofrecen uniformes militares, este proyecto —además de ser un llamado para el gobierno local y federal— permite la reflexión sobre el problema del narcotráfico, la manera en que se ha filtrado en todos los sectores de la sociedad y las oportunidades reales que tiene la población para hacerle frente.

Claro ejemplo de ello, como menciona De la Torre, es que el crimen organizado suele brindar mayores oportunidades laborales a los campesinos quienes por cuestiones de necesidad se ven forzados a aceptar estos trabajos, de manera que la riqueza generada por este ilícito se hace parte de toda la sociedad.

Los ingredientes se encuentran sobre las mesas de trabajo, el personal está al pendiente del más mínimo detalle. La metáfora permite jugar entre la cotidianeidad que cualquiera puede hallar en una cocina y el origen de uno de los problemas que atañe a todo un país, mismo que ha dejado como “daño colateral” —en cuatro años— más de 34 mil muertos.

enero 01, 2011

Sin más

Ha comenzado el año. La cuenta regresiva me ha dejado sin aliento. La almohada a la que estoy abrazada me ha impedido darme cuenta del vacío que hay realmente entre mis brazos. Tu cuerpo se ha esfumado y mis lágrimas se han terminado.

Me dejaste sin palabras. El final de mi camino estaba siempre en ti: en una esquina, en el parque, en una banca cualquiera o en una tienda. La lluvia, el sol, el viento y cada día olía a ti, a tus abrazos, a tu cuello. Cada sensación me remontaba a tu forma de hacer el amor, a la paciencia que tenías, a los detalles que procurabas y a cada cuidado que tú me dabas.

¿Por qué el final triste? Por mis tonterías. Sabía que tú eras la persona perfecta para mí, desde el momento en que coincidimos en aquél lugar supimos que existía —tiempo atrás— una magia que nos unía y que jamás desaparecería. Pude creer por primera vez en el destino. En que sin buscarte aparecerías en el momento indicado, en que quizá formaste parte de mis vidas pasadas y en ésta nos volvimos a reunir.

Me hiciste parte de ti, de tu vida, de tus formas y maneras. Yo no me resistí, estaba enamorada de ti. Sin embargo, yo no pude ni quise hacerte parte de mi vida. Era feliz con lo que me dabas, pensé que era suficiente lo que yo te daba. Nunca recibí queja ni petición de algo más.

Ahora que siento las sábanas frías y que el calor de tu cuerpo no está, me doy cuenta de todo. Creí que tu petición de matrimonio era una broma más, sin saber que mientras bromeabas dejabas sacar tu lado más sentimental, tu forma más simple de querer —pero también la más maravillosa—.

Sólo te dejé partir. Me alejé de tu vida sin decirlo, no hubo despedidas, abrazos, adiós. Simplemente me alejé de nuestro lugar especial, de lo que tú y yo habíamos construido, lo que yo enterré en el olvido. Ni una foto, ni una carta. Solo el recuerdo de tu piel en mi piel, de lo que soñamos juntos, de lo que jamás se repetirá.