abril 26, 2011

Mientras miro el reloj...

12:30. Me recuerda a esos momentos en que decías adiós, cuando nos besábamos bajo el sol. Esos días que aún extraño en los que me mirabas y decías “te quiero”, “me gustas”, soltabas mi mano y me guiñabas un ojo. Yo sólo sonreía y caminaba paralela a ti, a tres jardineras de distancia hacia un rumbo diferente pero siempre esperando regresar a tus brazos.
Cuando la rayuela dejaba de ser un juego y se transformaba en una historia, en nuestra historia. Lográbamos la apropiación del relato argentino en la plaza que tanto me gusta, éramos la relación perfecta y la dejé ir.
Ahora han pasado ya cuatro meses desde el último beso y el adiós ausente.
Bonita hora, 12:40.

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