noviembre 14, 2010

La Eskoria en el bullying: un problema social

“Un libro tremendo” que habla de una temática cruda, “hay muchas cosas que se pueden y deben hacer”


De acuerdo a cifras del INEGI en 2005, un alto porcentaje de los niños que desertan la educación básica han sido insultados o molestados de manera constante por sus compañeros, así lo afirma la psicóloga y pedagoga Monique Zepeda.

Como parte de las actividades de la 30 Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ) se llevó a cabo la presentación del libro “Eskoria”, del escritor español Alfredo Gómez Cerdá, obra que borda el tema del “bullying” o acoso escolar. La conferencia fue dada por Monique Zepeda, también autora de libros como “Cuaderno de Pancha”, “Nicolás dos veces” y “Marina no sabe dibujar”.

Durante el evento, la egresada en Pedagogía por la UNAM explicó que el tema del bullying “ha existido siempre”, pero que es bueno que actualmente se hable de ello puesto que deja lesiones permanentes en las victimas y, en ocasiones, puede llegar a casos extremos como el suicidio.

Como describió la también psicóloga por la Universidad Sorbona de París, la escuela es un medio idóneo para este tipo de prácticas ya que el acosador tiene cerca a sus compañeros, mismos que desempeñan el papel de testigos que le siguen el juego al “molestón” porque creen que de esa manera se encuentran protegidos. Es por ello que el libro “Eskoria”, a su parecer, muestra de una manera real un fenómeno crudo que viven actualmente una gran cantidad de niños.

Indicó que de acuerdo al Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) se estima que 4 de cada 10 niños han sido nombrados con apodos denigrantes y que 3 de cada 10 han recibido golpes dentro de los planteles escolares. Esto, explica la psicóloga, tiene como consecuencia un debilitamiento mental puesto que el niño se enfoca más a la sobrevivencia que al aprendizaje, lo que lleva a la baja del rendimiento escolar.

Uno de los factores que inciden en la proliferación de este fenómeno son los mandos escolares, ya que como refirió la autora “hay autoridades educativas que le dan el avión al papá cuando denuncia un hecho de esta categoría”, de manera que las acciones para frenarlo deben comenzar en la propia familia y deben basarse en la comunicación y en la confianza.

Monique Zepeda mencionó que “vivimos en un país que vive una situación bastante difícil y eso no quiere decir que nos resignemos” por lo que considera necesario darle apoyo a las victimas que sufren de acoso escolar, además de la necesidad de crear una campaña de sensibilización respecto a este problema.

noviembre 02, 2010

Despedida

Fluye, despacio, con ritmo y suavidad a través de sus venas. Siente como cada parte del cuerpo se contagia de tan encantadora sensación. Comienza a sentir el efecto, por ratos agradable y otras veces molesto.

Ella está recostada sobre el sillón, ese viejo mueble que alguna vez fue el refugio para un par de enamorados, para sus deslices y pasiones, incluso para sus desencuentros.

Ahora sólo funciona como un objeto más de esa artificial escena: las lágrimas en los ojos, esa aguja tirada junto a su brazo colgante, el cliché del amor: “me ha dejado, no quiero vivir más”.

La noche se ha desvanecido lentamente y cada minuto ha coqueteado disimuladamente con las diminutas manecillas del reloj de mano que se encuentra sobre la mesa de cristal. Ella ya no escucha, se aleja pero regresa con cada respiro, intenta incorporarse mientras su cabeza le dice “ya no más”.

Es media noche y aquella habitación oscura, iluminada por una lámpara antigua y sucia, se ha convertido en el abrigo perfecto para una mujer que se ha perdido entre el dolor de su cuerpo y el de su corazón.

La noche anterior todo era perfecto: las estrellas perecían sonreírle con su destello de luz, la luna nueva auguraba el comienzo de una nueva etapa en su vida y cada latido de su corazón coordinaba con los respiros de amor.

Pero algo sucedió. El cambio fue tan inesperado como lo fue la lluvia de aquella madrugada. La utopia desapareció, la vida de aquella princesa ensombrecida cambió después de la despedida, ausente, de su amor.

Jamás regresó. El mismo que había ofrecido castillos entre nubes, una vida rosa en medio de un país gris había desparecido.

La promesa de un amor esporádico que jamás hallaría el ocaso se escondió en un laberinto enfermizo donde jamás se encontrarían pero del que tampoco saldrían.

Ella, sin poder evitarlo, sólo se dejó arrastrar. Cada nuevo callejón de ese laberinto la adentraba más a su perturbado estado. No podía más, sólo pudo encontrar una jeringa, un polvo blanco, un…

La televisión y sus infomerciales se percibían lejanamente. Ella sólo podía ver sus espectros y alucinaciones más concurridas desde la infancia. No podía respirar, el aire estaba viciado, su sangre contaminada y su corazón latía cada vez más despacio.