enero 21, 2010

Hace tres días

Es su manera más desesperada de decirle "te quiero", su manera más sencilla de gritarle "te extraño" y la forma más sensata de aceptar que debe olvidarlo.
Una vez más se sienta sobre su cama y espera junto al teléfono, algo le dice que de nuevo permanecerá así hasta que la luna se esconda por completo. Ya no espera mucho de él porque hace mucho dejó de ser la luz de su mirada; porque siempre esperó más de lo que él estuvo dispuesto a darle, pero aún así lo amo (o creyó amarlo) con cada poro de su piel, con cada respiración y con cada latido.
De repente voltea y él está ahí, quizás nunca se fue o a lo mejor regresó para verla una vez más. Ella tiene tantas ganas de abrazarlo y decirle todo lo que calló en su momento. Pero en un segundo desaparece y ella regresa a su realidad. Siempre feliz y pensando en lo que viene, en lo que puede recibir como recompensa por esperar tanto tiempo; sin embargo, ella desearía que en verdad él hubiese estado ahí.
Pero se acerca al teléfono. Nada. Un suspiro, una melodía al aire, un secreto a voces y la nostalgia de lo que fue y nunca volverá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario