abril 05, 2010

Tú no sabes

Ese olor aún hace que mi piel se estremezca, tus labios pueden derretir mi sonrisa, esas manos hacen que toque el cielo aún cuando mis pies estén en el suelo.
Tus ojos, negros y profundos, a los que les grito con los míos que te quiero con locura y que haría todo por estar contigo.
Ese cuerpo que permite imaginar hasta el deseo más recóndito y prohibido.
Tú. Quizás no sabes o quizá si.
Tal vez no sepas cuando a treinta centímetros de tu boca muero por besarla.
O tal vez sí lo sepas cuando tu maldito jugueteo insinuante logra que tiemble.
Porque tú, alabado, odiado, glorificado, maldecido, rechazado, engrandecido y rechazado.
Tú mi vida entera, mi camino al paraíso eterno, mi estrella más cercana.
Tú lo sabes o quizás no.
Muero y vivo, haces que sufra o goce.
En tres horas puedo volver a entender que mi vida sin ti no podría conocer.
Dichoso tú. Te amo, te odio.
No me abraces otra vez, no sostengas mis manos como lo hiciste hoy, no me mires como si fuera totalmente tuya.
Y es que tú no sabes. O puede que sí.

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